A nuestros amores de viaje en este camino de liberación:
Al llegar al final de nuestro proceso juntos a través de África en mi piel, África en mi ser, en este espacio sagrado antirracista, queremos compartir nuestra gratitud y esperanza.
Lo que comenzó como un encuentro de gente conocida y algunas desconocidas con un propósito común, se ha convertido en una comunidad de cuidado, valentía y transformación colectiva
El camino que hemos compartido durante estos últimos doce meses, ha sido largo pero llevadero al hacerlo entrelazades. Nuestras conversaciones desafiaron creencias profundamente arraigadas y nos impulsaron a examinar las estructuras invisibles que configuran nuestro mundo. Nuestras conversaciones, a veces difíciles pero siempre necesarias, crearon un espacio para la auténtica sinceridad y el intercambio de vulnerabilidades. Los ejercicios colectivos que realizamos nos ayudaron a arraigar nuestro aprendizaje, llevando el antirracismo de un concepto abstracto a uno práctico en el diario vivir.
En nuestros procesos, donde la teoría se unió a la práctica, también se hizo presente la camaradería, la creación y el sostenimiento de una comunidad que se acompañará de ahora en adelante. Esos momentos en los que interpretamos conversaciones difíciles, nos brindaron herramientas que muches de nosotres ya hemos incorporado a nuestra vida diaria y a nuestras comunidades.
Quizás las más profundas fueron nuestras sesiones de arraigo ancestral, donde honramos los complejos legados que cada uno lleva consigo. Reconocimos tanto las heridas como la sabiduría de nuestros linajes, comprometiéndonos a transmutar el daño histórico en sanación presente.
Queremos compartir con ustedes una vez más, la sabiduría de nuestres ancestres a través de los símbolos Adinkra que han guiado nuestro trabajo conjunto desde inicio:
Sankofa (simbolizado por un pájaro que se extiende hacia atrás): nos recuerda que "no es tabú regresar a buscar lo olvidado". Nuestra práctica antirracista ha encarnado este principio al mirar atrás para comprender nuestras historias, recuperar lo perdido y usar la sabiduría ancestral para crear un futuro más justo. Sigamos honrando el pasado mientras construimos el futuro.
Boa Me Na Me Mmoa Wo ("Ayúdame y déjame ayudarte"): simboliza la cooperación y la interdependencia. Nuestra comunidad ha ejemplificado este valor, entendiendo que la liberación requiere apoyo mutuo y acción colectiva. Nuestra sanación nunca ha sido individual, sino siempre interconectada.
Dwennimmen, los "cuernos de carnero": representa la humildad unida a la fuerza. En nuestro trabajo, hemos aprendido que el antirracismo requiere tanto la humildad para escuchar y aprender, como la fuerza para mantenerse firmes ante la injusticia. Que podamos seguir adelante con este enfoque equilibrado.
Mpatapo, el "nudo de la reconciliación": simboliza la paz tras el conflicto. Nuestra comunidad ha practicado conversaciones complejas, avanzando a través del conflicto hacia una comprensión más profunda. Este proceso de verdad y reconciliación debe continuar en todos nuestros ámbitos.
Aya: el helecho que simboliza la resistencia y el ingenio, nos recuerda que este trabajo requiere persistencia ante los desafíos. Al igual que el helecho que crece en lugares difíciles, nuestra práctica antirracista prospera incluso en entornos hostiles cuando nos mantenemos firmes. Aya reta al expresar “no te tengo miedo”. Resuena como manifiesto para los tiempos que vivimos. Semillas plantadas, raíces profundizadas, somos la respuesta a las plegarias de nuestres ancestres.
Mientras concluye nuestro tiempo formal juntos, el trabajo que hemos comenzado continúa. Las semillas que sembramos en nuestro círculo han arraigado en cada une de nosotres. Observemos lo diferente que nos movemos por el mundo ahora: más conscientes, más responsables, más comprometides con el cambio en nuestros ámbitos de influencia.
Entramos en este espacio con historias, privilegios y heridas diferentes; sin embargo, encontramos un propósito común: desmantelar los sistemas de opresión y construir algo más humano en su lugar. Nuestra diversidad ha sido nuestra fortaleza, demostrándonos que la comunidad antirracista no significa uniformidad, sino un profundo respeto por nuestros caminos únicos hacia la liberación colectiva.
Cumpliendo con nuestros compromisos hacemos estas promesas:
• Personificar Akoma (el corazón), manteniendo el amor como eje central de este trabajo.
• Practicar Ese Ne Tekrema (los dientes y la lengua), recordando que la interdependencia es nuestra forma de sobrevivir y prosperar.
• Honrar Nea Onnim No Sua A, Ohu ("quien no sabe, aprende aprendiendo"), continuando el camino de la educación y el crecimiento personal.
• Abrazar a Funtunfunefu Denkyemfunefu (cocodrilos siameses), construyendo unidad aún honrando nuestras diferencias.
• Recordar Bese Saka (un manojo de nueces de cola), que simboliza la abundancia a través de la unidad y la cooperación.
Con gratitud.
Gracias por su valentía, su honestidad, sus desafíos y su compasión a lo largo de este año. Gracias por estar presentes, incluso cuando era incómodo. Gracias por crear un espacio donde la transformación fue posible.
Aunque nuestra reunión formal concluya, las conexiones que hemos forjado permanecen. Llevamos con nosotras cada una de sus historias y reflexiones como inspiración y guía. Que sigamos encontrándonos en este movimiento, apoyándonos mutuamente mientras trabajamos por el mundo más justo que sabemos que es posible. Esperamos verles como madrinas de otros procesos y que sienta a Colectivo Ilé su casa y suelo fertil para construir.
“Cuando las telarañas se juntan, pueden atar a un león.”
Proverbio Etiope
Con cariño,
Kimberly y María